Origen e historia del Camino de Santiago
es una pieza fundamental de recuperación, difusión y promoción del camino.
El Camino de Santiago comienza a gestarse hace unos 12 siglos aproximadamente. Alrededor del año 813, es decir en el siglo IX, un ermitaño, de nombre Pelayo o Pelagiotuvo una visión de unas luces que iluminaban el monte Obradón. Los hechos llegaron al obispo de Iria Flavia, Teodomiro, que se acercó al lugar, descubriendo una necrópolis donde se encontraban los restos del Apóstol Santiago. De la visión luminosa viene el nombre de “Campus Stellae”, hoy Compostela.
La noticia del descubrimiento se transmite al Rey de Asturias Alfonso II el Casto, quien se acerca al lugar del descubrimiento, por lo que pasa a ser el primer peregrino documentado de la Historia. Ordena construir una sencilla Iglesia, que es derruida posteriormente por el Rey Alfonso III para construir una mayor.
La noticia se expande por el reino de Asturias y comienzan a llegar los primeros peregrinos. El descubrimiento se produjo además en un período de lucha contra la invasión musulmana, lo que fue aprovechado por los monarcas para reforzar la cohesión política del Reino cristiano frente a los embates externos.
La imagen del Santo Apóstol toma fuerza como defensor y apoyo de los cristianos que, poco a poco, van empujando a los musulmanes hacia el Sur. En el siglo X se puede hablar ya del Camino de Santiago, recorrido por gentes de toda condición. Inicialmente los peregrinos transitan por los llamados Caminos de la Costa próximos al Mar Cantábrico. El Obispo de Le Puy, Gotescalco, es el primer peregrino europeo documentado.
En la época del Rey de Pamplona Sancho III el Mayor (1004-1035), reino que posteriormente se llamaría Navarra, se produce un cambio hacia el Sur, aprovechando la antigua calzada romana de Burdeos a Astorga por tierras navarras y la meseta castellana. Este Camino se convierte en el más utilizado, recibiendo el nombre de Camino Francés, por el que llegaban peregrinos de toda Europa.
La importancia del Camino de Santiago lleva a Sancho Ramírez, Rey de Pamplona y Aragón, en aquel momento unidos ambos reinos en su persona, a conceder Fueros a Jaca y Estella (1077, anteriormente fechado en 1090 para Estella), situada esta última junto al poblado vascón de Lizarra, para promover el asentamiento de francos, entendiendo por tales a personas que no pagaban impuestos. De ahí viene el nombre de Camino Francés que se debe interpretar como Camino de los Francos. Para ello, en el caso de Estella-Lizarra, desvió el Camino que desde Villatuerta subía a Montejurra pasando por el desaparecido Monasterio de Zarapuz, con la idea de crear un núcleo poblacional tanto de desarrollo artesanal y comercial como de atención al Peregrino, que encontraba allí varios Hospitales donde hallar cobijo.
Mientras tanto en el siglo XI se inicia en Santiago la construcción de una nueva Catedral románica, consagrada el siglo XIII, que sustituye a la antigua Iglesia.
El Papa Calixto II instituye en 1122 el Año santo Compostelano, para los años en que la fiesta del Apóstol cae en domingo.
El carácter europeo del Camino se pone de manifiesto al convertirse en un punto de peregrinación de gente de todos los países. Hoy se puede decir lo mismo a nivel universal. Sirvió como vía para intercambios tanto espirituales, como materiales, comerciales, artesanales, artísticos y de propagación de ideas.
A lo largo de su recorrido se crean pueblos y ciudades nacidos por y para el Camino, de las que Estella-Lizarra es un ejemplo, se alzan monasterios, catedrales, etc.,y un sinfín de obras artísticas de renombre universal.
Tras el auge de varios siglos comienza en el siglo XV el declive. Las pestes, las nuevas ideas, las guerras en Europa, conducen a una disminución creciente de peregrinos que llega al siglo XIX con cantidades testimoniales.
Parecía que el Camino de Santiago se había casi extinguido, hasta que a mediados del siglo XX se inicia su recuperación, en la que Los Amigos del Camino de Santiago – Done Jakue Bidearen Lagunak desde su constitución formal en 1962 es una pieza fundamental de difusión y promoción. Influye el nuevo espíritu europeo, además de otros aspectos espirituales, culturales, históricos, artísticos, medioambientales y también turísticos.
Se produce un lento pero seguro despegue, hasta que a mediados de los años 80 del siglo XX la siembra anterior va dando sus frutos y se produce un gran crecimiento, tanto del conocimiento del Camino como de los peregrinos de todas las procedencias que lo recorren, viendo en él una dimensión enriquecedora frente al ritmo de vida actual y una acumulación de vivencias positivas de todo tipo. Y el Camino sigue…